Interritmos

En la aldea de A Seara, el aire de la tarde traía un silencio antiguo, de esos que parecen esperar una historia.
Y la historia llegó en forma de encuentro: Interritmos – Raíces Vivas trajo consigo un diálogo entre la música gallega de raíz y el flamenco andaluz, dos lenguajes distintos que laten con un mismo corazón.

Fueron cuatro los intérpretes del tiempo y la emoción: Xavier Blanco, maestro de la música de raíz, guardián de las melodías que duermen en los pueblos y en las voces de la memoria, Faustino Núñez, musicólogo y flamencólogo, que dio nombre e historia a la pasión del compás andaluz, Raúl Rodríguez, músico y antropólogo cultural, que hizo de su guitarra un mapa para viajar entre tradiciones y Julia Pozo, intérprete e investigadora, que convirtió la palabra gallega en canción, en grito, en caricia.

Lo que sucedió en A Seara fue más que una charla, más que una actuación: fue un viaje compartido a las raíces, un reconocimiento mutuo entre dos tradiciones que se miran, se escuchan y se reconocen.
El público fue testigo de cómo la música puede borrar fronteras y revelar que, detrás de cada ritmo, hay una historia común que nos une.

Xavier Blanco representación interritmos

En este contexto, el Centro de Interpretación da Música de Raíz, impulsado por Xavier Blanco, resonó también como símbolo de un trabajo profundo y necesario: conservar, comprender y reinterpretar la herencia musical que da identidad a un pueblo.

A Seara vibró con ese pulso que solo nace cuando la tradición se hace presente, cuando la música deja de ser pasado y se convierte en un lugar donde todos podemos encontrarnos.

Interritmos – Raíces Vivas nos recordó que las raíces no son cadenas, sino caminos.
Y que cuando Galicia y Andalucía se miran a través de la música, el resultado no es mezcla: es reencuentro.

Representación interritmos
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